El vergonzoso «apartheid» de la Universidad de Sevilla

Vivimos en unos tiempos en que los Gobiernos, nacionales y autonómicos, han ido asumiendo como propios mucho de los valores y sentimientos «buenrollistas» traídos directamente desde la cultura del flower power, desde el movimiento solidario, desde el socialismo de buenas intenciones y desde la filosofía europea. Algo que APOYO. En esta tendencia políticos nacionales, políticos de Junta, alcaldes, caciquillos de tres al cuarto, catedráticos, profesores y voceros de la moral se han llenado la boca de palabras como «tolerancia», «cooperación», «solidaridad». En Andalucía, las Administraciones estilan mucho la palabra «concierto» para hermanar políticos y Administraciones de diferente ralea en pos de la primera parida o inversión que se les haya ocurrido. Resumido el contexto, vayamos al grano:

La Universidad de Sevilla no deja entrar a los alumnos de la Pablo de Olavide en sus salas de estudio. El razonamiento que se esgrime por parte de la Universidad es el siguiente: tenemos 1500 asientos para estudiantes, y tenemos 60.ooo estudiantes. Ellos se lo plantean, en teoría, desde una perspectiva de pura incapacidad de absorción de alumnos. Esto, hasta cierto punto es un buen argumento. Hasta cierto punto. En horarios en que la Universidad está tecnicamente abierta al público, de lunes a viernes por las mañanas, hay estudiantes de la UPO estudiando en estas aulas. En Agosto yo he estudiado allí, y no hay problemas de superpoblación. Por la tarde y los fines de semana los estudiantes de la universidad «amiga» no pueden entrar, por las mañanas sí. Esto quiere decir que si un estudiante de la Olavide un día decidiese  dejar de comer, o sobrevivir una semana almorzando bocadillos de pan duro, podría estudiar ininterrumpidamente en el sitio prohibido en cuestión. Eso sí, no salgas a tomarte un café.

Y yo, será que no soy objetivo, pero este argumento no me vale. Primero, porque la Universidad tiene más capacidad de la que ofrece. Cuando llega la hora del «apartheid», automáticamente empiezan a cerrarse salas de estudio. Valga el caso del complejo universitario de Viapol.  Tiene un edificio con aulas que se mantiene abierto. Se cierra la biblioteca de Psicología, la biblioteca de Empresariales, la biblioteca de cristal de LADE. La razón es, sencillamente, que no piensan pagar cuatro o cinco sueldos más, ni el aumento del gasto eléctrico que supondría. No es un problema de espacio, es un problema de costes. Además, la Universidad no abre o cierra el acceso según la demanda. El 15 de agosto en Sevilla se puede observar un paisajimos de calles vacías que haría las delicias de los amantes del western. Las aulas de estudio están prácticamente vacías y, sin embargo, no pueden entrar los alumnos de la otra Universidad.

En segundo lugar, que lo haga precisamente con los estudiantes de la UPO es algo de extraordinario escarnio. Les cuento: ambas Universidades tienen una tradición de colaboracionismo lógica y sensata. Alumnos de ambas universidades pueden indistintamente acceder a las redes wifi y a las instalaciones con las que cuentan las universidades. La Olavide ofrece asignaturas y actividades de libre configuración que pueden realizar sin problemas los alumnos de la Hispalense. Las dos bibliotecas de la UPO están abiertas al público en las mismas condiciones para todos los alumnos de todas las universidades. Hay terrenos de la UPO cedidos para más de 1000 alumnos de la Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad de Sevilla. Hay investigadores de la UPO que están realizando sus investigaciones en la Universidad de Sevilla a los que ahora se les prohíbe el acceso.

¿Creen que la UPO no se satura los sábados y los domingos? Si no se lo creen, pasen y vean. Vayan cualquier día de principios de septiembre, de junio, de enero o febrero. Están llenas de estudiantes de la Universidad de Sevilla. Os detallo los procedimientos de actuación de una universidad y otra en cuanto a procedimientos de actuación en caso de exceso de estudiantes. La Universidad de Sevilla restringe el acceso a los estudiantes que no son «de los suyos». La UPO se dedica a abrir las aulas de todos los edificios que tenga hasta que pueda cubrir la demanda. Es la diferencia entre un compromiso hacia los estudiantes y una actitud evasiva, de huida hacia delante.

¿Qué pasa ahora con ese rollo de la hermandad de universidades? ¿Qué sucede con la red universitaria andaluza? ¿Hay universitarios de primera y de segunda? ¿Están «los míos» y «los otros»? ¿Estos son los valores de la Universidad Andaluza?

Un apunte más: ambas universidades son PÚBLICAS, y las pagamos todos con nuestros impuestos. Que haya alumnos que paguen más a la Universidad de Sevilla específicamente a través de las tasas de matriculación es irrelevante. El dinero con el que se han construido esas salas de estudio es proporcionalmente mío de algún modo. Quiero mi trocito de asiento y unos rectores universitarios que no den vergüenza ajena.

4 Responses to El vergonzoso «apartheid» de la Universidad de Sevilla

  1. armando rubio dice:

    simplemente te admiro paxi

  2. baggins dice:

    que dices zorra yo no tu web,publicado e tu madre en un post vende mechero y osos pardoss en descampado charco tu piedra cabeza a aaaaaaaaa

  3. juto dice:

    Queremos mas saber

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